Qué son los radares de tramo y dónde se ubican habitualmente
La Dirección General de Tráfico desarrolla desde hace años una campaña centrada en el control de velocidad en ciertas carreteras. Se estima que más de la mitad de los accidentes de tráfico están relacionados con el exceso de velocidad, por eso es importante que todos los conductores estemos concienciados acerca de la importancia de respetar las recomendaciones de velocidad. Los radares de tramo son un elemento indispensable en este tipo de campañas, a continuación vamos a analizar qué son los radares de tramo, cómo funcionan y dónde hay radares de tramo habitualmente en España.
Qué son los radares de tramo
Un radar de tramo es un dispositivo que mide el tiempo que tarda un vehículo en cubrir una distancia determinada.
Uno de los principios básicos de la física es el cálculo de la velocidad, en base a la división del espacio entre el tiempo, esta sencilla fórmula es la que aplican dos radares de tramo, por una parte calculan el tiempo que tarda un vehículo en recorrer una distancia que ya se sabe de antemano (la distancia que existe entre ambos radares), con estos dos datos se establece la velocidad media y se compara con la velocidad máxima establecida en el tramo.
Cómo funcionan los radares de tramo
El proceso que sigue un radar de tramo es muy sencillo. Existe un primer dispositivo que percibe la señal de un vehículo. En este caso no mide la velocidad en el momento de paso, solamente se lleva a cabo un registro de la presencia del vehículo.
Un segundo radar situado a una distancia determinada emite una segunda señal cuando el vehículo pasa, de forma automática se establece una velocidad media en base al tiempo que ha transcurrido entre ambas señales.
El segundo radar dispone de un sistema capaz de calcular la velocidad media y emitir un aviso si el vehículo ha sobrepasado la velocidad permitida por la vía.
El uso y las ventajas de los radares de tramo
A priori, el uso de radares de velocidad debería ser suficiente, sin embargo, los radares de tramo cuentan con una ventaja respecto a estos, y es que cubren zonas de peligro más amplias.
Un radar tradicional se instala en un punto especialmente peligroso, sin embargo, un conductor puede frenar repentinamente antes de llegar al radar, y acelerar de nuevo una vez pasado el punto de peligro. Lo que consiguen los radares de tramo es que el vehículo mantenga una velocidad constante durante varios kilómetros, sin que se produzcan tramos en los que la velocidad aumenta.
Un caso muy claro para comprender la eficacia de un radar de tramo son los túneles. Un radar de velocidad en un punto intermedio va a provocar frenazos repentinos, y son muchos los vehículos que pasada esta zona, pueden acelerar por encima de la velocidad permitida. Un radar de tramo que se ubica en un túnel va a incentivar que la velocidad se mantenga estable durante todo el recorrido, sin que se sobrepase el límite permitido.
Dónde están los radares de tramo en España
Los radares de tramo en España son en su mayoría fijos, sin embargo, es posible establecer puntos móviles de toma de velocidad por tramo, por tanto, cualquier vía es susceptible en cualquier momento de ser controlada con este tipo de radares.
En cualquier caso, en España existen ahora mismo 62 radares de tramo fijos, en vías con tráfico excepcionalmente intenso en puntos de peligro.
La provincia con más radares de tramo de España es Palencia, con hasta 8 dispositivos repartidos por la provincia, le siguen Málaga con 7, Murcia con 6 y Segovia con 5. Otras como Cádiz, La Coruña o Guadalajara disponen de 4 tramos controlados por radar.
Los radares de tramo en Madrid son 2, y están situados en la A4 y en la AP6.
Las multas por exceso de velocidad en radares de tramo
La multa de este tipo de radares se gestiona de forma automática, en el momento en el que el sistema detecta una velocidad media superior a la establecida. El tiempo que tarda en llegar una multa es variable y depende de la propia Administración, aunque el tiempo medio es de aproximadamente un mes.
El trámite tiene un plazo máximo de 6 meses, una vez superado este plazo la multa prescribe, y por tanto el conductor ya no podrá ser sancionado.
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